“Polifarmacia” y medicación en el adulto mayor

Al igual que en todas las etapas de la vida, el  ser adulto mayor conlleva ajustarse a los nuevos desafíos que acompañan la llamada «edad dorada». 

En este periodo de la existencia que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS),  inicia a partir de los 60 años, el cuerpo manifiesta una serie de cambios y su respuesta ante los diversos males no siempre es igual.

Diabetes, hipertensión, artritis, problemas auditivos y visuales, depresión, osteoporosis, cáncer, parkinson y enfermedades renales, son algunos de los padecimientos que se pudieran desarrollar a lo largo de este período.

El Dr. Ricardo Torres, Coordinador del Comité de Farmacoterapia y Farmacovigilancia de la Policlínica “Presidente Remón” (PPR), de la Caja de Seguro Social (CSS), explicó que en el proceso de envejecimiento las personas enfrentan un sinnúmero de problemas de salud,  derivados en su mayoría de enfermedades crónicas.

Debido a esta condición, señaló que el adulto mayor pudiera necesitar consumir un importante número de fármacos, situación que es conocida como “polifarmacia”. 

Resaltó que la “polifarmacia” puede traer consigo complicaciones, como posibles errores de prescripción, la automedicación y problemas  derivados por las alteraciones metabólicas u orgánicas.

El especialista detalló una serie de recomendaciones ante las dificultades más comunes, para las personas que viven esta etapa y que están utilizando distintos medicamentos, con las que debe estar pendientes además del paciente, el médico tratante, farmacéutico y parientes, para evitar por ejemplo, reacciones adversas. 

Subrayó la importancia de observar si hay confusión en cuanto a las instrucciones del uso de los fármacos, resaltando que hay quienes no presentan disfunciones físicas o cognitivas; no obstante,  pudieran  tener dificultades auditivas, visuales o de lenguaje.

Para disminuir la confusión, las indicaciones de las recetas deben darse de manera sencilla, paso a paso, y para asegurar que comprendió la ingesta correcta, no está de más reiterarles la información.

De poseer problemas visuales, precisó que la prescripción escrita, debe colocarse con letra en tamaño grande y en caso de que sean dificultades auditivas, se le debe hablar a la persona despacio y en tono claro

El Dr. Torres admitió que algunos medicamentos pueden causar sedación o debilidad, lo que pueden aumentar el riesgo de caídas.

En ese sentido, explicó que los farmacéuticos deben revisar la lista de medicamentos para identificarlos e interactuar con el médico tratante para discutir la suspensión de uso o recomendar alternativas terapéuticas más seguras.

Especificó que, también, se debe educar a los pacientes para la prevención de caídas, con medidas como el uso de zapatos adecuados, la remoción del peligro doméstico con cables eléctricos o telefónicos, la instalación de tapetes fijos al piso y de suficientes luces en los espacios de convivencia para que puedan ver los obstáculos.

Con respecto a los medicamentos de venta sin prescripción, dijo que hay medicinas como los anticolinérgicos y los productos con efecto anticoagulante, que pueden ser peligrosos para el adulto mayor.

Los anticolinérgicos pueden tratar una gran variedad de afecciones, que incluyen la incontinencia urinaria y vejiga hiperactiva, el trastorno pulmonar obstructivo crónico, asma, mareos y algunos trastornos gastrointestinales, hasta síntomas de la Enfermedad de Parkinson.

Si compran, por ejemplo, antihistamínicos o antiinflamatorios no esteroides, se les debe advertir al paciente, sobre sus peligros y recomendarles alternativas más seguras.

«Como suelen ser pacientes polimedicados, se debe investigar sobre interacciones potenciales, para evitarlas o minimizar sus efectos, por ejemplo, adecuando el esquema posológico», ilustró.

Con respecto a los embalajes de las medicinas, agregó que los adultos mayores pueden necesitar apoyo para manipular algunas cajas de medicinas y frascos o para distinguir sin equivocación diferentes medicamentos.

Igual situación puede suceder con los fármacos que tienen apariencia, grafía o sonoridad del nombre parecidos. 

El galeno sostuvo que igualmente el paciente mayor debe contribuir con acciones.

Relató que  el adulto mayor puede hacer una lista para su médico de todos los medicamentos que usa de forma rutinaria u ocasionalmente, e informar al doctor o farmacéutico sobre cualquier condición que pueda afectar su capacidad para tomar ciertos medicamentos, como alergias, infarto, hipertensión, enfermedad cardíaca, problemas hepáticos o pulmonares.

Indicó, finalmente, que el paciente puede organizar sus medicinas para facilitar su localización, identificación y administración, además de preguntar o tratar de aclarar cualquier duda que tenga y siempre que sea posible, solicitar las informaciones por escrito.

Reportaje y foto: Diamar Díaz Nieto