No olvide leer el prospecto para tener una automedicación responsable

La automedicación es una práctica del autocuidado, que debe realizarse con prudencia para evitar consecuencias indeseadas como intoxicaciones,  interacciones  con otros medicamentos, efectos secundarios graves o generación de resistencia microbiana.

Pero ¿qué es la automedicación? la Organización Mundial de la Salud describe  este componente del autocuidado como «el propio tratamiento de los signos y síntomas de enfermedad que las personas padecen, siendo la forma más utilizada para el mantenimiento de la salud». 

El doctor Ricardo Torres, magíster en Farmacovigilancia y Farmacoeconomía, que labora en la Policlínica “Presidente Remón”, de la Caja de Seguro Social, explica que existen dos escenarios sobre esta práctica: la automedicación responsable y la automedicación irresponsable.

Sobre la automedicación responsable manifestó que es la que es consciente, y el consumidor conoce los efectos secundarios e interacciones que tienen los medicamentos, por lo que es un consumo más seguro.

Del otro lado de la moneda existe la automedicación irresponsable, la cual representa un problema de salud pública, porque el consumidor no conoce los efectos secundarios e interacciones que tienen las medicinas, razón por la cual los consume con un mayor riesgo.

El galeno dijo que, en la actualidad, la automedicación es una práctica que va en crecimiento continuo; desplazando, en ocasiones, a la consulta médica. Algunas de las razones son la disponibilidad del fármaco, la no exigencia de una prescripción médica para la venta, factores económicos, falta de tiempo para la consulta médica y el uso creciente de internet como fuente de consulta.

Para mantener una práctica responsable el especialista en farmacovilancia preponderó la importancia de leer el “prospecto” del medicamento antes de consumirlo, que no es más que la información que el fabricante comparte con el usuario, en el que se indica, con un lenguaje sencillo, las características de la medicina, información sobre su uso, indicaciones clínicas, contraindicaciones, precauciones, efectos adversos, interacciones medicamentosas y recomendaciones sobre su almacenamiento.

De manera usual esta información viene impresa y dentro del envase primario -que generalmente es la caja-  donde es entregado el producto.

El error más común consiste en no tomar el tiempo necesario para leer estos datos tan valiosos que el fabricante brinda de manera directa.

«El desconocimiento, sumado a la falta de orientación o asesoría de un médico, deja al paciente en una situación peligrosa ante los diferentes escenarios que se pueden generar», admitió.

Uno de los grupos que corre mayor riesgo de caer en la automedicación irresponsable son los adultos mayores. El doctor Torres enumeró una serie de características por las cuales este grupo etario es más propenso, por ejemplo, la polipatología (presencia de dos o más enfermedades);  polifarmacia (uso simultáneo de varios medicamentos) y por cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento.

En consecuencia de lo anterior, dijo que se generan diversas situaciones derivadas del uso de los productos farmacéuticos, como lo son intoxicación por el fármaco, creación de resistencias bacterianas, aumento de los costos en salud, enmascaramiento de enfermedades de fondo, con las complicaciones por las mismas, y la disminución de la eficacia del tratamiento por uso inadecuado o insuficiente de los medicamentos.

El doctor Torres consideró que existe gran cantidad de factores que determinan en esta población un manejo y seguimiento distinto y, preferiblemente, personalizado de su situación de salud, el cual debe ser establecido por un médico; pero sin dejar de lado la posibilidad de una automedicación responsable, siempre y cuando se tengan en cuenta todos los factores involucrados.

Datos adicionales

  • El prospecto ofrece información como la composición o fórmula que detalla qué ingredientes contiene el medicamento, en qué cantidades y cómo se usa.
  • Posee indicaciones que orientan sobre el objetivo del tratamiento medicamentoso y especifica las distintas enfermedades para las que puede ser utilizado.
  • Con respecto a la acción terapéutica, explica sus mecanismos de acción, el objetivo del  tratamiento y la forma en que se debe administrar ya sea por boca, inyectable o antes o después de las comidas.
  • Posee advertencias sobre reacciones adversas que pueden ocurrir en condiciones normales o en situaciones particulares, como cuando la mujer se encuentra en estado de gravidez o lactando, o si va dirigido  a adultos mayores o niños.
  • El prospecto también señala precauciones,  por ejemplo, si el producto produce somnolencia, recomendando no conducir ni  manejar equipo pesado.
  • En conservación, explica cómo se debe almacenar el fármaco para evitar que pierda su efectividad.

Reportaje y foto: Diamar Díaz Nieto