Atención psicológica: esencial para niños con enfermedades crónicas
La psicología pediátrica juega un papel crucial en el Hospital de Especialidades Pediátricas de Alta Complejidad de la Ciudad de la Salud, de la Caja de Seguro social (CSS) ofreciendo un soporte vital a los niños con enfermedades crónicas y sus familias.
Según la Lcda. Carolina Alfu, psicóloga clínica del hospital, el acompañamiento psicológico comienza desde el momento en que el paciente es diagnosticado y referido por su médico tratante, proporcionando una red de apoyo para enfrentar el impacto emocional de la enfermedad.
Al recibir la noticia de una enfermedad crónica, las reacciones de los pacientes y sus familias suelen ser variadas y complejas. «Las respuestas pueden incluir desde shock y negación hasta tristeza, enojo e incluso culpa», explicó Alfu.
Estos sentimientos no solo afectan al niño, sino también a sus familiares, quienes deben adaptarse a un nuevo entorno emocional y a los cambios que la condición médica implica en su vida cotidiana.
El proceso de intervención psicológica inicia con una evaluación exhaustiva tanto del paciente como de su familia.
El equipo de psicología recaba información personal, evalúa el conocimiento que tienen sobre la condición médica y detecta otros factores estresantes que puedan influir en el bienestar del niño.
«Apoyamos en la regulación de emociones y en la adherencia al tratamiento para ayudar a que el paciente lleve una vida lo más normal posible», detalló la licenciada.
Uno de los principales retos para las familias es adaptarse a los cambios que trae consigo el diagnóstico. La necesidad de asistir a múltiples citas médicas y someterse a procedimientos puede alterar la rutina diaria y generar estrés en el entorno familiar.
«El impacto varía según la cantidad de cambios necesarios en la vida del paciente, lo que puede hacer que el abordaje psicológico sea más o menos complejo», señaló la psicóloga.
El entorno escolar también juega un rol fundamental en la adaptación del niño. La integración de los centros educativos en el manejo de la enfermedad es clave para minimizar el impacto emocional.
«Es importante que los colegios conozcan el diagnóstico del niño y colaboren en su proceso de recuperación, facilitando su asistencia a las citas médicas y brindándole apoyo para ponerse al día en sus estudios», agregó Alfu.
Además, sensibilizar a los compañeros y al personal docente sobre la situación del niño favorece un entorno inclusivo y acogedor.
La resiliencia es otro aspecto crucial que se trabaja en la psicología pediátrica. La capacidad del niño para adaptarse a su condición y enfrentar los desafíos que esta presenta puede ser fortalecida a través del acompañamiento constante y la validación de sus emociones.
«El apoyo psicológico ayuda a identificar los sentimientos y a saber cómo manejarlos, fomentando una actitud positiva y proactiva frente a la enfermedad», mencionó la licenciada.
Para las familias, la psicóloga recomienda llevar un registro detallado del estado del niño. «Es útil que los padres anoten los medicamentos que toma el niño, las reacciones observadas y cualquier síntoma relevante», sugirió Alfu.
Esta práctica no solo facilita la comunicación con el equipo médico, sino que también contribuye a anticipar situaciones y a manejar mejor la evolución de la enfermedad.
El acompañamiento psicológico y paidopsiquiatra en el Hospital de Especialidades Pediátricas de Alta Complejidad no se limita a los momentos iniciales del diagnóstico, sino que se extiende durante todo el proceso, brindando un apoyo constante que permite a los pacientes y sus familias enfrentar con mayor fortaleza las adversidades que trae consigo una enfermedad crónica.
Nota/fotos/video: Blanca Peralta de Farrugia