Trabajo Social contra la violencia infantil
La violencia contra los niños es una problemática que enfrenta Panamá y en el Hospital Pediátrico de Alta Complejidad en la Ciudad de la Salud, de la Caja de Seguro Social, el trabajo social es una herramienta clave para su abordaje.
Jessica Barahona, trabajadora social en esta institución, explica que su rol incluye identificar y gestionar casos de maltrato, cumpliendo con el mandato legal de no ignorar estas situaciones.
“Tenemos la obligación de actuar; no podemos hacer caso omiso”, afirma Barahona.
Según Barahona, el proceso de detección de violencia inicia cuando un médico especialista refiere a los niños que presentan señales de posible maltrato. A partir de ahí, los trabajadores sociales realizan evaluaciones y entrevistas para detectar signos de negligencia o abuso en el entorno familiar.
Cuando se identifican situaciones graves, como abuso sexual, el equipo llena formularios de sospecha de maltrato y comunica el caso a las autoridades competentes para su seguimiento.
La trabajadora social menciona que entre los tipos de violencia más comunes están la negligencia, el abuso físico y el abuso sexual, siendo este último especialmente alarmante debido a la frecuencia con la que los agresores son familiares cercanos. “
Es una realidad dura, pero es la que enfrentamos todos los días”, sostiene Barahona.
Los datos indican que cada trabajadora social en el hospital ( 4 funcionarias) aborda al menos 20 casos de violencia infantil al año, reflejando la seriedad del problema.
Además del trabajo de detección, Barahona subraya la importancia de la prevención.
Aconseja a los padres establecer una comunicación abierta con sus hijos y supervisarlos para que puedan expresar cualquier incomodidad. “La prevención es la clave; los niños necesitan sentirse seguros para hablar de temas incómodos con sus padres”, enfatiza.
Esta conexión permite a los niños advertir y comunicar situaciones inapropiadas, lo cual es fundamental para evitar abusos.
El Hospital Pediátrico de Alta Complejidad también participa activamente en los procesos legales necesarios para proteger a los menores. Los trabajadores sociales, al detectar un caso de violencia, testifican en los juzgados de niñez y adolescencia, colaborando estrechamente con el sistema judicial para que el caso siga su curso.
“No podemos quedarnos callados; debemos actuar siempre en defensa del menor”, añade Barahona.
En 2024, el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) reportó más de 2,000 denuncias de maltrato infantil, cifras que reflejan la magnitud del problema en Panamá. Ante esta situación, el papel de los trabajadores sociales se torna fundamental, tanto en el ámbito hospitalario como en la colaboración interinstitucional para proteger a los niños y adolescentes vulnerables.
En Panamá, la protección legal de los menores ante la violencia está amparada por el Código de la Familia, la Ley N.º 40 de 1999 sobre el Régimen Especial de Responsabilidad Penal para la Adolescencia y la Ley N.º 46 de 2013, que establece la protección integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Nota de Prensa Blanca Peralta de Farrugia