Consecuencias emocionales por nacimiento de un bebé prematuro
Actualmente, debido a los avances médicos, existe la creencia de que todos los problemas que pueden surgir durante el embarazo son detectables, lo que refuerza la idea de que los hijos deben ser perfectos.
Sin embargo, cuando ocurre un parto prematuro inesperado, se rompe este proceso idealizado, generando una ruptura emocional entre los padres y la imagen que tenían de su bebé, lo que puede parecer irreparable.
La madre, en particular, puede sentirse frustrada por no haber podido llevar a cabo un embarazo «normal» y por no haber podido traer al mundo a un niño sano, explicó la Lcda. Marissel Barrios, psicóloga de la Policlínica San Juan de Dios, en la Villa de Los Santos.
El nacimiento a término y el reencuentro inmediato con la madre suelen proporcionar calma, aliviando las primeras sensaciones de inseguridad y desprotección.
Sin embargo, el bebé prematuro, al no poder disfrutar de este contacto corporal inmediato, experimenta una ruptura en la relación madre-hijo, lo que puede afectar negativamente su desarrollo psíquico.
Esta situación no solo genera una fractura emocional entre la madre y el bebé, sino que también impide que el bebé acceda a las representaciones psíquicas necesarias para su desarrollo, con repercusiones en su bienestar emocional y en el de los padres.
La Lcda. Barrios recomendó que los profesionales de la salud lleven a cabo un trabajo preventivo para abordar las dificultades evolutivas del bebé, creando un espacio físico cálido y adecuado que permita a los padres mantener el contacto con su hijo. Además, es fundamental que los padres reciban apoyo emocional de los psicólogos, para poder manejar la angustia que genera tener un bebé con complicaciones.
La asistencia neonatal debe ser vista como un esfuerzo integral que no solo busca salvar la vida de los lactantes, sino también rescatar su deseo de vivir y su capacidad de ser queridos por sus padres. Es esencial comprender los sentimientos de los padres en el contexto del nacimiento de un hijo prematuro, dándoles voz para expresar su experiencia.
En el marco del programa de alto riesgo, que está conformado por un equipo multidisciplinario, la psicología juega un papel clave. El pediatra realiza la referencia de estos casos para que los padres sean evaluados y reciban orientación sobre el proceso. Si se detecta que los padres están profundamente afectados, se les da seguimiento para ayudarles a sobrellevar el proceso de manera más llevadera, acompañándolos en la experiencia de tener un bebé prematuro.
Nota: Angelica Govea