Una oportunidad para seguir viviendo, claman 18 pacientes que esperan trasplante

Dieciocho pacientes en Chiriquí tienen sus maletas listas para acudir a su cita con la vida. Les falta lo principal: la acción altruista de una familia que haya perdido a un familiar y decida donar sus órganos.

Luego de cumplir sus protocolos de trasplante, estos pacientes claman por una oportunidad de vida, mientras otros 10 están en el proceso final de los requisitos para aspirar a la donación de un riñón.

El calvario de un paciente con enfermedad renal crónica termina con la donación de un riñón, pero mientras esto sucede depende de una máquina dializadora, tres veces por semana, para limpiar su sangre y seguir viviendo. Son cuatro horas de un proceso difícil.

«Tengan conciencia del sufrimiento que tenemos nosotros en esta máquina, tengo 24 años de estar padeciendo de enfermedad renal crónica y en mi cuerpo tengo las marcas del tratamiento que me ha ayudado a salvar mi vida», narró Florentino Pinzón.

En el 2008, ocho años después de ser diagnosticado con esta enfermedad, Florentino recibió la donación de un riñón y vivió feliz durante 13 años, pero la COVID-19 acabó con el riñón donado.

Los pacientes que acuden, semana tras semana, al Hospital Dr. Rafael Hernández L., de David, describen su enfermedad como un calvario. A este hospital acuden 260 pacientes a diálisis, mientras que otros 112 siguen bajo tratamiento de diálisis peritoneal.

Un duro tratamiento

La hipertensión mal controlada llevó a Alicia González a depender de una máquina dializadora. Lleva seis años con enfermedad renal crónica, y desde el 2018 entró a la sala de hemodiálisis, proceso que califica como duro.

Mientras que, Oliver Franco tiene siete años con la enfermedad, y su mayor aspiración es tener un trasplante de riñón para lograr una mejor vida. Relata que, al terminar las sesiones de hemodiálisis, sale muy agotado.

«A veces pienso ¿cuándo se acabará esta lucha?, y siempre le pido a Dios y a esas familias que pierden a un ser querido que permitan donar sus órganos para que parte de esa persona pueda seguir viviendo», dijo el joven de 18 años.

Conectado a la máquina de dializar, Rogelio Aguilar lleva 15 años recibiendo hemodiálisis y relata las dificultades que enfrenta en cada sesión. Después de lograr vivir 14 años trasplantado, volvió a las máquinas para limpiar su sangre.

«Le pido a los familiares que, cuando se presente la oportunidad de donar los órganos de un ser querido que haya muerto, no se nieguen, porque para quienes esperamos un riñón es como tener una segunda oportunidad de vivir», subrayó.

Nota y fotos: Marcelino Rosario
Video: Demesio Castillo