Trastorno neurocognitivo mayor y su impacto en la vida de los pacientes y sus familiares

El trastorno neurocognitivo mayor es una condición que implica el deterioro progresivo de las funciones cognitivas, afectando principalmente a la memoria, el razonamiento y la capacidad para llevar a cabo actividades diarias en las personas mayores, explicó la Lcda. Berthalicia Terán, psicóloga clínica del Programa de la Tercera Edad de la Policlínica Manuel María Valdés, en San Miguelito.

Afirmó que al deteriorarse la memoria y la identidad personal, es común que el paciente experimente sentimientos de frustración, ansiedad, tristeza y, en etapas avanzadas, confusión y desorientación; emociones que pueden conducir a una disminución en la autoestima y a la pérdida de autonomía, afectando la autoimagen y la percepción de sí mismo.

Manifestó que a través de un diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y un enfoque integral de cuidado, es posible mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta condición.

Factores de riesgo  

Tener familiares directos con la condición

La hipertensión, diabetes y el colesterol alto, están asociados a un mayor riesgo de deterioro cognitivo.

Hábitos como la falta de actividad física, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, entre otros.

Tratamiento

Medicamentos: ralentizan la progresión del trastorno neurocognitivo.  

Terapias no farmacológicas: como la estimulación cognitiva, de reminiscencia y la ocupacional. 

Programas de apoyo grupal y terapia psicológica pueden ayudar a los pacientes y  sus cuidadores a enfrentar el impacto emocional del trastorno.

Recomendaciones  para los cuidadores

Crear una rutina estable: Las personas con este trastorno  responden mejor a las rutinas, porque  reducen la confusión y la ansiedad.

Crear un entorno seguro para evitar accidentes: Realizar modificaciones en el hogar, como evitar superficies resbaladizas, asegurar áreas de acceso restringido y colocar recordatorios visuales.

Fomentar la actividad física: La actividad física moderada puede mejorar el bienestar general y mantener la salud cardiovascular, porque beneficia la función cerebral.

Crear un ambiente familiar: Rodear al paciente de objetos familiares, fotos y recuerdos de su vida puede proporcionarle una sensación de seguridad y reducir la ansiedad.

Impacto psicológico en pacientes y familias

La Lcda. Kidda Lucas, psicóloga clínica y coordinadora del Programa de Salud Mental de esta policlínica, manifestó: «Desde la perspectiva psicológica, el trastorno neurocognitivo mayor no solo afecta la capacidad cognitiva, sino también el bienestar emocional y social del paciente y sus familiares».

Agregó que la intervención psicológica puede jugar un papel esencial en la vida de las personas con este trastorno, especialmente en las primeras etapas de la condición.

Entre las estrategias que recomienda la Lcda. Lucas están:

Terapia cognitivo-conductual (TCC): Puede ayudar a los pacientes a desarrollar estrategias para lidiar con la ansiedad, la depresión y los cambios de humor que acompañan la condición.  

Estimulación cognitiva: La estimulación cognitiva a través de actividades planificadas, como juegos de memoria, ejercicios de lenguaje y rompecabezas, retrasan el deterioro de las funciones cognitivas y mejoran la calidad de vida. 

Terapia de reminiscencia: Este tipo de intervención utiliza recuerdos significativos del pasado para fortalecer la identidad del paciente. 

Técnicas de relajación: En los casos en los que el paciente experimente ansiedad o confusión, las técnicas de relajación son útiles, además de la utilización de terapias complementarias, como la musicoterapia y el ejercicio físico adaptado, que han demostrado beneficios en el manejo de los síntomas.

Realizar revisiones médicas regulares permite detectar cualquier problema de salud subyacente que pueda contribuir al desarrollo de estos trastornos.

Nota y foto: Evidelia Velásquez