Enfermedades respiratorias ocupacionales, retos y perspectivas

El perfil epidemiológico de las enfermedades respiratorias ocupacionales varía según las actividades económicas predominantes en cada país o región.

Es probable que en regiones donde prevalezcan actividades como la explotación minera, la industria y trabajos en altura, se registren enfermedades respiratorias ocupacionales, tales como silicosis, asma ocupacional, enfermedades relacionadas con el asbesto, enfermedades por hipobaria, entre otras, debido a la exposición a agentes nocivos y condiciones adversas del ambiente laboral.

El Dr. Oliver Campbell, especialista en Medicina del Trabajo de la Dirección Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (DNSySO), explicó que, en Panamá, una economía principalmente terciaria con actividades en el sector servicios, comercio, transporte y agroindustria también presenta, aunque en menor proporción, las enfermedades mencionadas.

No obstante, el Dr. Campbell señaló que, desde la perspectiva de los subsidios otorgados por la Caja de Seguro Social (CSS), prevalecen enfermedades respiratorias asociadas a un contacto estrecho entre trabajadores, como infecciones agudas de las vías respiratorias superiores, influenza (gripe), neumonía, enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores, enfermedades pulmonares por agentes externos y otras afecciones pulmonares agravadas por el trabajo.

El especialista también destacó que se espera que, a medida que los servicios de salud amplíen sus recursos en áreas de prevención, diagnóstico, tratamiento oportuno, rehabilitación y reinserción laboral, como en el caso de la creación del Instituto de la Salud de los Trabajadores “Dr. Francisco Díaz Mérida” de la CSS, mediante la Resolución No. 57,117-2024-J.D., se registre un aumento gradual de enfermedades ocupacionales y una disminución progresiva de los accidentes de trabajo.

Tras la pandemia de COVID-19, los entornos laborales han mostrado nuevamente la exposición a agentes nocivos, tales como:

  • Polvos: polvo de sílice, carbón, algodón, entre otros.
  • Gases y humos: gases de combustión, humos de soldadura, etc.
  • Vapores: vapores de ácidos, disolventes, etc.
  • Agentes biológicos: bacterias, virus, hongos, entre otros.

El Dr. Campbell recordó que el Decreto de Gabinete No. 68 de 1970, en su artículo 5, establece que se considerará enfermedad profesional todo estado patológico manifestado de forma súbita o por evolución lenta como resultado del proceso de trabajo o las condiciones específicas en que este se ejecute. La Junta Directiva de la CSS adoptará una lista de enfermedades profesionales que podrá modificar o adicionar en el futuro.

Nota: Lizbeth G. Villarreal
Fotos: Archivo