Conociendo el acoso escolar o “bullying”
El acoso escolar, también definido como intimidación, hostigamiento o abuso escolar, es quizás más asociado coloquialmente con el término “bullying” (del inglés “bully” que significa acosador).
Es una forma de discriminación y violencia que se da entre pares. Usualmente entre estudiantes del mismo lugar.
La misma puede darse uno a uno o en desigualdad numérica, varios estudiantes contra uno solo, el cual no puede defenderse.
La doctora Tania Navarro, psiquiatra del Departamento de Paidopsiquiatría del Hospital de Especialidades Pediátricas “Omar Torrijos Herrera” (HEPOTH) amplía y explica los diversos elementos que se encuentran dentro de esta forma de maltrato físico y psicológico.
Características
a. Intencionalidad de daño: El agresor busca herir a su víctima y pueden ser uno o varios agresores.
b. Desigualdad de poder: La víctima es alguien vulnerable, con pocos recursos, incapaz de defenderse.
c. Persistencia en la agresión: El acoso es repetido y en un tiempo prolongado.
Formas de acoso escolar
Entre las formas más frecuentes de acoso escolar se pueden mencionar las siguientes:
a. Física: Incluye golpes y maltratos atentando contra su salud física. Esto incluye la agresión directa como golpes, empujones, arañazos, etc., pero también hay un abuso físico indirecto que es destruir o robar propiedad de la víctima. Este tipo de violencia es la más común a nivel estudiantil.
b. Verbal: Los apodos de forma peyorativa, los insultos y burlas malintencionadas en torno a la apariencia física de la persona. También está la variante de esparcir rumores maliciosos acerca del agredido. Este tipo de acoso escolar también es bastante frecuente en la secundaria.
c. Relacional: Es la de excluir a la victima de cualquier entorno social. Ejemplos de esto incluyen no tomarlo en cuenta para actividades escolares en grupo o en equipos deportivos.
d. Psicológica: Usa amenazas, chantaje y el miedo para amedrentar a la víctima.
Señales
Los padres de familia deben estar atentos a diversas señales de que el niño está siendo víctima de este problema, ya que por lo general los afectados rehúsan, por vergüenza, hablar de ello.
La doctora Navarro explica que por lo general hay que estar pendientes a situaciones muy concretas, ya que los niños en muchas ocasiones no hablan porque temen que el acosador tome represalias.
Existe un “código del silencio” en cuanto al acoso escolar, por tanto, no es tan fácil detectarlo.
Además de la víctima y el agresor, están los espectadores que no denuncian la situación, muchas veces porque temen convertirse en víctimas.
Por eso, muchas veces los educadores y personal afín, allí presentes, no pueden detectar tan fácilmente los casos de acoso escolar.
La especialista, sin embargo, menciona algunos detalles importantes a tomar en cuenta.
Todo cambio abrupto en el niño debe ser motivo de atención, asegura la doctora Navarro.
Si hay presencia de moretones, golpes y similares, que no tienen una explicación, eso debe llamar la atención de forma inmediata.
De igual forma, cambios en el comportamiento como carácter apocado, irascible, taciturno, triste o con problemas de concentración, inusuales.
Cambios considerables en el rendimiento académico, eludir ir a la escuela con diferentes excusas como enfermedades inexistentes, cambios muy visibles en el estado de ánimo, ejemplo, rehusarse a participar de actividades que antes le gustaban.
Y por último, revisar sus útiles escolares, si hay libros rotos o perdidos, falta del dinero que se le da para meriendas o transporte, investigar a qué se debieron esos hechos.
Todo esto son señales a las cuales hay que prestarles atención.
La especialista explica que los padres, en estos casos, deben hablar con los maestros, profesores y personal educativo. No se recomienda recurrir a violencia de ningún tipo, ni encarar al agresor, ya que esto empeora la situación.
Al niño víctima del acoso escolar se le debe brindar apoyo, no juzgarlo, y decirle que acuda a las autoridades escolares.
Las estrategias para detener el acoso escolar deben ser en conjunto con los directivos escolares, maestros, profesores y personal de seguridad.
No basta con incluir a la víctima, sino a todos los involucrados.
Consecuencias
Dependiendo de la intensidad del acoso escolar, en la etapa de adolescencia y en la vida adulta, deja secuelas, algunas más peligrosas que otras.
La doctora Navarro especifica que estas consecuencias pueden dividirse en dos categorías: a corto y a largo plazo.
La Dra. Tania Navarro explicó lo relacionado a esta situación que afecta a muchos.
A corto plazo se dan alteraciones en todas las esferas del funcionamiento físico, social, emocional y académico. El bajo rendimiento escolar es una consecuencia muy común de este problema.
A largo plazo y en la vida adulta se pueden desarrollar trastornos de ansiedad, problemas de depresión, trastornos del sueño y, en casos muy extremos, hasta intentos de suicidio.
A nivel social, usualmente son personas calladas, inseguras y con cierta predisposición a no ser muy sociables y con bastante desconfianza hacia otros, en algunos casos con autoestima muy baja.
Prevención
Para la psiquiatra, el abuso escolar es prevenible, esto se logra promoviendo a muy temprana edad valores como la tolerancia, el respeto y la solidaridad.
Hay que promover una buena comunicación en casa, darles confianza y seguridad a los niños de poder hablar de lo que les preocupa o entristece.
Como adultos tenemos la responsabilidad de dar buenos ejemplos a nuestros hijos, siendo pacientes, respetuosos, empáticos y tolerantes con los demás.
En los planteles educativos es imperativo -prosigue la especialista- hacer campañas de prevención contra el abuso escolar.
Medidas para detener el acoso escolar
Existe el concepto errado de que al acosador se le detiene con violencia ya que el agredido si sufre de este problema es vulnerable, pero la violencia solo agrava la situación, explica la doctora Navarro.
Al niño víctima de este problema se le aconseja acudir a un adulto; primeramente a sus padres y luego a sus maestros.
Muchas veces el acoso escolar de forma verbal no se puede ignorar. A un niño que le dicen todos los días un apodo despectivo, le será imposible de tolerar.
Ignorar los insultos solamente hará la carga emocional más pesada.
En casos muy extremos el acoso escolar también puede derivar en tragedias como las reportadas en distintas partes del mundo, donde una víctima del “bullying”, cansada de esto, toma la justicia por su mano y agrede mortalmente a varios compañeros y maestros.
Lo que demuestra que muchas veces el agredido puede convertirse en el agresor, cuando no se logra detener la espiral de violencia.
Solamente la intervención a tiempo de los adultos responsables puede detener, de forma eficaz, el acoso escolar.
Acoso cibernético
Con el auge de la era digital, en redes sociales es muy común ver una variante del acoso escolar de forma cibernética.
La especialista explica que, como todo medio, a veces las redes sociales pueden ser usadas de forma negativa, y el acoso es una forma.
El acoso cibernético (también llamado como “ciber-acoso”) es otra forma de causar daño usando plataformas digitales como redes sociales. La violencia que genera esta forma electrónica de acoso es hasta más difícil de detectar, puesto que muchas veces se desconoce quién es el agresor, pues mayormente se escudan tras un nombre falso y el anonimato es parte del mismo.
Según la especialista, el efecto del daño se multiplica en estos casos, ya que una foto malintencionada o video se replica miles de veces de forma digital.
Lo importante es la prevención. Los padres de familia deben estar pendientes de todo lo que publican sus hijos en internet.
No se trata de violar la privacidad del niño o adolescente, pero sí aconsejarlo en no hablar con extraños por medios digitales.
Tener cuidado con la información personal que se comparte en redes sociales. Videos, fotos muy personales e información vital deben evitarse en redes.
Es importante la supervisión y que los padres de familia estén al tanto de la tecnología.
Entre las medidas que se recomiendan está usar los modos de bloqueos, establecer políticas de privacidad más estrictas en redes sociales (aceptar solamente solicitudes de amistad de conocidos) y, de ser necesario, hasta cerrar las mismas (aunque sea de forma temporal) si hay un constante acoso por este medio.
Diferencias por sexo
La especialista explica que el acoso u hostigamiento escolar es más común en niños que en niñas. Según datos, un tercio de la población estudiantil ha sido víctima de alguna forma de acoso escolar.
Conclusiones
De acuerdo a cifras reveladas por la UNICEF en 2020, en nuestro país, del 50% al 70% de la población adolescente había sufrido o era testigo de alguna forma de acoso escolar.
Este tipo de comportamiento, como ya explicamos, solamente puede ser detenido cuando maestros y padres de familia le brinden al niño la confianza de expresarse, y puede prevenirse creando climas adecuados de sana convivencia entre los alumnos.
Nota: Alberto Velarde
Fotos: Alberto Velarde/Google