HEPOTH cuna y desarrollo de grandes galenos
En Panamá, la celebración del Día del Médico se debe a que el 21 de mayo del año 1951 se abrieron por primera vez las puertas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, y la primera promoción de médicos se realizó en 1955.
En el caso de la pediatría, aparte del componente científico, debe estar acompañada del profundo sentimiento de tratar de aliviar a esos niños y dependientes, explico el doctor José Molina director médico del Hospital de Especialidades Pediátricas “Omar Torrijos Herrera” (HEPOTH) de la Caja de Seguro Social (CSS).
«La mayoría de los casos que acuden al HEPOTH, gracias a nuestro trabajo certero se van con grandes expectativas en cuanto a su calidad de vida, son personitas que, con un buen cuido y siguiendo las indicaciones de los médicos que aquí laboran, podrán tener la oportunidad de vivir hasta 80 años», indicó el director Molina.
Dr. José Molina
¿Por qué quise ser médico?
En lo particular mi inquietud por ser medico nace cuando podía ayudar a familiares y amigos con sus dolencias, o algún grado de lesión por deporte o accidente, en la adolescencia cuando cursaba secundaria encontré interesante la materia de ciencias, tomé la mejor decisión de mi vida.
Estudié en la Universidad de Panamá en donde tuve contacto con renombrados médicos que me enseñaron la ciencia, el arte de la medicina, pero no dejaron a un lado la parte humana de la medicina.
Es identificarme con el sufrimiento, la preocupación de tener a alguien enfermo y cómo poder ayudarlo como médico y especialista. A través de los años uno recibe el reconocimiento del paciente y de los familiares, aun esos familiares que perdieron algún ser querido que me confiaron, siempre agradecen a través del tiempo la atención y dedicación que mostramos durante el tratamiento del paciente bajo nuestros cuidados.
La medicina es una ciencia humana, es una ciencia dedicada a entregarse y entregar lo mejor de nosotros mismos, y brindar esperanza para que pueda salir adelante con cualquiera enfermedad que sea.
Dr. Julio Vega
Graduado en la universidad autónoma de Guadalajara en México, el internado y la residencia en la especialidad la hizo en CSS. «Mi interés por la medicina fue desde muy pequeño; desde los 8 años, inspirado por 2 familiares que también fueron médicos uno fue el doctor Gustavo Méndez Pereira y el otro Juan E. Vega Méndez.
El doctor Vega explicó, que su tío, decano de la Universidad de Panamá en 2 ocasiones, clásico medico inspirado en la responsabilidad, le recordaba siempre que “se vive para servir, porque si no, no se sirve ni para vivir”, y otra frase era que “el médico que de medicina no sabe, no sabe nada”.
Los profesionales en mi familia fueron, también, una gran fuente de inspiración para dos cosas, tener una vida de plena seguridad en el crecimiento, y tener los objetivos claros con respecto a la medicina, y si tengo que volver a nacer yo escojo la misma profesión.
He tenido gratificaciones personales en mi profesión como pediatra, todo lo que sé hacer lo hago en beneficio de mis pacientes, que son a quienes me debo, mi horizonte es servir en altas y bajas, pero lo más importante es saber levantarme.
Dr. Luis Fernández
Al ser médico se aprende a conocer a las personas, su comportamiento, su dolor y el manejo que se debe tener, lo cual es difícil con los niños, los pacientes solo indican sus síntomas y con la experiencia que se tiene se puede llegar a un diagnóstico con estudios necesarios para poder ayudarles.
Todo médico, a nivel mundial, está en constante estudio porque mientras más aprendemos y estudiamos, es más beneficioso para poder dar respuesta a todo el que viene en busca de salud -expresó el doctor Fernández- porque al pasar de los años aparecen nuevas enfermedades, nuevas patologías, que obligan a buscar más tecnologías, técnicos y más especialistas.
Al inicio quería ser ginecólogo, pero el Todopoderoso me cambió el rumbo hacia la pediatría, luego en la especialidad quería estudiar alergología, porque en la familia había muchos casos de alergias, pero volví a sentir ese llamado, y me decidí por la oncología.
Me he dado cuenta de que este era el camino a seguir, yo los necesito y ellos me necesitan, debo tratar a los niños con cáncer, la parte mala es que uno se encariña con esos niños, y algunos se quedan, pero otros se van, Dios me regaló este don y cada vez hay más fuentes informativas sobre protocolos y el tratamiento para mis pequeños pacientes, pero lo más importante es brindarles una mejor calidad de vida.
Dr. José Grimaldo
Para mí, la profesión médica significa servicio, atención, dedicación y una entrega total a este trabajo. Mi labor está centrada en mis pacientes, participo activamente en conseguir el diagnóstico, es decir, identificando la causa de su enfermedad. Trato, curo o alivio sus dolencias. Estoy allí cuando así lo requiere el momento. Acompaño a mis pacientes y a sus familiares en situaciones difíciles: cuando se ha dado todo, se ha hecho todo, se han agotado los recursos y no se puede hacer algo más.
Doctora Marimar López
La mayor satisfacción de ser medico es saber que un paciente se siente mejor con la atención el cuido y los medicamentos que les he recetado, que ellos se curen y agradezcan es mi mejor y mayor agrado.
Hace seis años soy doctora, y exhorto a los chicos que aún no deciden qué estudiar que consideren la posibilidad de ser médicos, a uno le queda la satisfacción de hacer el bien, de pronto no siempre se puede curar a un paciente, pero sí se puede dar el apoyo a esa persona que lo necesita y a sus familiares.
«Esta pandemia les ha dado un giro significativo a muchas cosas en el mundo, han cambiado muchos procesos y procedimientos, en cuanto al actuar de los doctores, lo que no ha cambiado ni cambiará nunca será el compromiso, la dedicación, el esmero, el sacrificio, y el amor a esta profesión, y a cada uno de los pequeños pacientes que visitan el HEPOTH en busca de salud para tener mejor calidad de vida», con esta reflexión concluyeron los médicos de esta unidad de salud.
Nota / Fotos: Giovanna Rodríguez Cáceres