Abuso sexual infantil, un mal que va más allá del tiempo

Son muchas las implicaciones psicológicas que conlleva un abuso sexual infantil.  No solo repercute en la infancia, sino que trasciende en el tiempo.

La Lcda. Ipxi Buitrago, psicóloga en la unidad de Hemodiálisis en la Policlínica “Dr. Santiago Barraza”, ubicada en el distrito de La Chorrera expresó que el abuso sexual llega a influir en la vida adulta del menor abusado, “dejando huellas indelebles”.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 hombres, atestiguaron haber sido víctimas de sufrir agresión sexual en la niñez. Siendo en muchas ocasiones el propio hogar, la escuela y su barrio el lugar donde el menor se ve más expuesto y vulnerable de ser acosado sexualmente.

Buscar ayuda puede ser vital para la víctima

Es por esto que los padres o tutores deben permanecer atentos a los silencios, al bajo rendimiento en las calificaciones,  ante los estallidos y cambios de humor, la falta de apetito, al poco control de los enfínteres de la micción y la defecación, etc.

Recomendaciones

Es indispensable mantener una comunicación constante entre los cuidadores  y el  niño,  se deben fortalecer los vínculos y la confianza de forma tal que en caso de una situación de abuso sexual el niño no se sienta culpable y tenga la certeza de que será escuchado y van a creer en su palabra, porque cuando un niño dice que está siendo molestado (casi siempre por un familiar o conocido), hay que creerle hasta que se demuestre lo contrario, indicó la psicóloga.

Secuelas

Concluye la especialista que el individuo abusado en su infancia  manifiesta comportamientos erráticos en su vida adulta, por ejemplo: baja autoestima, se autolesiona, padece de depresión, inseguridad al momento de establecer relaciones amorosas, su identidad sexual se ve comprometida, existe desapego con sus padres porque piensan que ellos no le dieron la protección necesaria, tiene problemas alimenticios, muestra enfermedades psicosomáticas (dolores de cabeza, articulaciones, nauseas, gases estomacales, etc.), y que en ocasiones la víctima también se convierte en agresor e incluso llega al suicidio.

Nota: Edda Nereira

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