Convulsiones febriles en niños
Las convulsiones son el resultado de una alteración cerebral transitoria debida a una actividad eléctrica anormal de las neuronas, tradicionalmente conocidas por las personas como “ataques”; son motivo de preocupación por parte de los padres de familia y de consulta en los cuartos de urgencias pediátricos, las causas pueden ser:
- Fiebre
- Infecciones del sistema nervioso central (meningitis o encefalitis)
- Epilepsia
- Traumas craneoencefálicos graves
- Deshidratación aguda
- Tóxicos
- Tumores
- Hemorragias cerebrales
El doctor Iván Wilson, médico pediatra de la Policlínica «Dr. Carlos N. Brin», informó que las convulsiones febriles ocurren en niños, por lo general, entre seis meses y cinco años de edad, aunque son más frecuentes entre los 18 y 24 meses y están asociadas a fiebre, no tienen relación con las otras causas de convulsiones arriba mencionadas.
La mayoría de estas convulsiones son raras antes de los seis meses de edad o después de los tres años, en la mayoría de los casos, ocurren en las primeras 24 horas de inicio de una enfermedad generalmente viral que cursa con fiebre, por ejemplo, cuadros respiratorios o gastrointestinales.
Es importante mencionar que la fiebre es un mecanismo de defensa ante la ocurrencia de estos eventos. Se puede controlar, pero no eliminar.
No se conoce a ciencia cierta las causas de las convulsiones febriles. Se menciona que hay predisposición genética, es decir, que los pacientes tienen historia familiar de convulsión febril. Tampoco existe una relación directa entre el grado de la fiebre y la aparición de la convulsión. En parte, esto depende de la idiosincrasia y tolerancia del niño a la fiebre ya que hay niños que pueden tolerar temperaturas por encima de 39 ºC y no convulsionan, y por otro lado niños que pueden convulsionar con temperaturas de 38ºC.
De acuerdo al cuadro clínico, las convulsiones febriles se clasifican en simples o complejas; siendo las primeras más frecuentes ( 80%) y de mejor pronóstico.
Durante las convulsiones febriles, los niños a menudo pierden la conciencia, presentan movimientos de las cuatro extremidades pero tienen una corta duración; otras condiciones como los espasmos de sollozo, episodios de lipotimia (desmayos), síncopes u trastornos del sueño, entre otras, pueden llegar a ser confundidos con convulsiones, añadió el Dr. Wilson.
Las medidas que se deben tomar ante la ocurrencia de una convulsión febril son:
- Colocar al paciente de lado para evitar que trague saliva o broncoaspire
- Proteger la lengua del paciente de lesiones con los dientes
- Limpiar la boca si vomita
- Bajar la temperatura por medios físicos (paños de agua a temperatura ambiente, en la frente o axilas)
- Dar medicamentos antitérmicos tan pronto el paciente despierta
- Solicitar atención médica tan pronto sea posible
Las crisis febriles son el trastorno convulsivo más frecuente en la niñez; afecta del 2 al 5 % de los niños, en la mayoría de los casos son benignas y son autolimitadas si son simples; por otro lado, hay un bajo riesgo de recurrencia (2 o 3 episodios).
No hay evidencia de daño cerebral secundario, retardo mental, afección del aprendizaje o muerte, si se tiene la sospecha de que la convulsión esté asociada a algún proceso infeccioso del sistema nervioso (en niños menores de dos años), se deben hacer los estudios correspondientes.
Las convulsiones febriles simples no son manejadas con medicamentos anticonvulsivantes. A los pacientes con antecedente de convulsión febril se les debe controlar la fiebre con medicamentos antitérmicos y medios físicos, y tratar el evento que causa la fiebre.
Es muy importante tranquilizar a los padres y explicarles de que este padecimiento no representa un peligro para la vida del niño, ni está asociado a un mal pronóstico. Los pacientes que presentan episodios convulsivos recurrentes (tres o más) deben ser referidos al neurólogo pediatra, para evaluación y estudio, concluyó el Dr. Wilson.
Nota: Jean Carlos Gonzalez Remond
Imágenes referencia: banco de datos gratuitos pixabay