Inclusión es también comprender, saber socializar con un autista

El trastorno del espectro autista es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro, este dificulta  las habilidades sociales y comunicativas, quien lo padece presenta comportamientos inflexibles y movimientos repetitivos, abarcan un amplio espectro de trastornos​ que, en su manifestación  ​ se caracterizan por deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, unidas a patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.

Estos rasgos han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo de la persona, aunque pueden no manifestarse totalmente hasta que las demandas sociales superan sus limitaciones,  explicó el Lcdo. Euclides Santana, psicólogo del Departamento de Bienestar Laboral y Social de la Caja de Seguro Social (CSS).

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En la CSS siempre se ha tenido en cuenta la inclusión de todas las personas, el trabajo no ha sido fácil, pero juntos en equipo se logrará.

Historia de superación de Dinorah Mérida, colaboradora de la CSS

“Gracias a Dios por mi  diagnóstico de autismo”, así  inició su relato Dinorah Mérida, quien  contó que vivió una niñez y adolescencia muy  difíciles por ser diferente y actuar distinto a los demás chicos de su edad, sabía que había algo que no estaba bien con ella, pero no entendía qué era.

Fue diagnosticada a los 34 años, porque de pequeña no se conocía mucho sobre el autismo, se pensaba que solo afectaba a los  varones, y solo se  diagnosticaban  los casos más severos, hoy en día se le conoce como “trastorno del espectro autista”, en el pasado se denominaba como “Síndrome de Asperger”, término que ya no se utiliza.

Recalcó que fue un gran alivio para ella saber que padecía esta situación, descubrir el porqué de su conducta y la dificultad para encajar con los demás, mencionó que tiene un hermano con autismo, dos (2) años mayor que ella, pero con mucha más necesidad de apoyo, “nadie en mi casa, ni siquiera yo misma sospeché que pudiera también tener autismo”.

La primaria la curso en la Escuela José Agustín Arango, la secundaria en el Instituto Justo Arosemena, fue víctima de acoso escolar, se burlaban, le decía improperios y la rechazaban, “yo lloraba mucho, por eso mis compañeros me decía “ñañeca”, a pesar de todo Dios me dio la fortaleza de sobrevivir y salir adelante”.

Terminó sus estudios en el Instituto de Enseñanza Superior, posteriormente ingresó a la carrera de Psicología en la Universidad Santa María la Antigua, pero aún no ha terminado.

Una  oportunidad que agradeció a Dios fue haber logrado un trabajo en la CSS, desde el 21 de octubre de 1998 a sus 25 años, aún sin un diagnóstico.

Los primeros años como colaboradora fue como Oficial de Personal, en el edificio Interseco, en donde quedaba la Dirección Nacional de Personal, luego fue trasladad al Edificio Bolivín a la Dirección de los Servicios y Prestaciones Médicas, “allí tuve muchas dificultades por no hacer bien el trabajo, lo que ocasionó que mi jefa pidiera mi traslado, porque yo no era funcional”.

Dinorah mencionó que,  pensaba que la iban a sacar, si quizás  para ese tiempo ya se hubiera sabido que era autista, las cosas hubiesen sido diferentes.

En el año 2002 fue trasladada a la Policlínica “Don Alejandro de la Guardia, Hijo”, su  jefa inmediata fue la Lcda. Ana Cecilia Durán, al inicio  esta relación jefa subalterna costó, “pero después supimos manejar la situación por parte de ambas, fue lo más maravilloso que me ha podido pasar”, luego del diagnóstico ayudo a una mutua comprensión, manifestó.

En cuando a su vida social no es muy activa, pero hace algunos años pudo reencontrarse con alguno de sus compañeros de colegio, con quienes compartió su diagnóstico de autismo, “ahora, ya todos somos adultos y hemos madurado, me pidieron disculpas por la forma en que me trataron, y claro que las acepté con humildad,  nos llevamos muy bien”, continúan encontrándose, también comparte muy bien con quienes trabaja actualmente.

Gracias a su hermana menor pudo conocer acerca de la Fundación Soy Capaz, entidad que se dedica a trabajar con adultos que tienen autismo, allí pudo encontrar apoyo para ella y su hermano, ha logrado hacer buenas amistades, dijo.

Además en el año 2017 con la ayuda de la Lcda. Diana Conte, psicóloga de la Fundación, pudo ser parte de los panelistas y dirigirse al público  en el Simposio de Autismo, acerca de su experiencia de vida.

Dinorah dijo que siempre  ha contado con el  apoyo de sus padres, y ahora que están mayores, quien se hace cargo de casi todo es su hermana, “yo contribuyo económicamente, gracias a mi trabajo en Caja de Seguro Social,  pero requiero  de apoyo para la toma de decisiones y otros asuntos, la  admiro mucho ya que está casada, tiene  2  hijos y 1 nieto, se ocupa de su hogar y del nuestro, es responsable de todos nosotros, la quiero mucho y pido a Dios que siempre me la cuide”.

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Dentro de todo Dinorah Mérida lleva una vida bastante normal, actualmente se desempeña como oficial de personal, realiza su trabajo con mucho profesionalismo, indicó la Lcda. Shirley Saray Kiser, jefa de Recursos Humanos de esa unidad de atención.

Al respecto la Lcda. Kiser junto al resto del equipo, felicitaron a Dinorah, por el grado de compromiso que siempre mantiene en su trabajo, también porque dentro de todas sus cualidades resaltan que le guste cantar, y eso le ayuda a tener ese espíritu de luchadora, y mantener el equilibrio necesario para seguir adelante.

Nota / Fotos: Giovanna Rodríguez Cáceres