Lactancia materna: un acto de fe, acto de amor
En un mundo cada vez más complejo, donde la tecnología va tomando mayor relevancia, hay situaciones que no pierden vigencia, y la lactancia materna es una de ellas, es indudable que la leche materna constituye, quizás, el regalo más importante que tiene el ser humano hacia otro ser humano en formación.
Completa, humana, viva y gratis, cualidades inigualables que la hacen tan interesante como valiosa; sin embargo, este tesoro humano ha estado rodeado de muchas controversias a lo largo de la historia del ser humano.
Tan solo el 35 % de las madres latinoamericanas, según algunas encuestas, aprovechan a plenitud estas bondades; pero dentro de las metas del milenio, gran parte de las misma están destinadas a cerrar la brecha de la inequidad, mejorar la salud infantil y disminuir las muertes maternas, y en cada una de ellas la lactancia materna debe ser un instrumento que permita favorecer esta aspiraciones, pues la leche materna nutre, programa y transforma.
Se convierte en el primer eslabón que crea los puentes del apego, una condición necesaria que inicia la transformación de los sentimientos y las emociones que conlleva este acto de amor entre madre e hijo, liberando neurotransmisores y hormonas, que van modulado y estabilizando el equilibrio interno del bebe pero también liberando oxitocina, hormona del apego, creando un ambiente de paz, de amor y de equilibrio.
Nutre, pues tiene los ingredientes en cantidades y proporciones necesarias de macro y micronutrientes, que le permiten al niño no solo saciar sus necesidades sino también ir transformando sus sistemas en un momento crucial que marcara inevitablemente en gran medida su potencial del neurodesarrollo, crucial para que este niño se transforme y alcance su máximo potencial y convertirse en un ciudadano de bien.
La lactancia humana es un proceso complejo que suma elementos internos, externos y aun genéticos; más que un acto de fe es un acto de amor, se conjugan no importa el credo, la raza, el nivel socioeconómico, ni el lugar de procedencia, no hay alimento tan completo que pueda reemplazarlo y cuyos resultados trascienden y transforman vidas, comunidades y sociedades.
Si deseas lo mejor para tu bebé, dale un poco de tu ser, amamanta a tu bebé, comparte parte de ti, tu bebé te lo agradecerá eternamente.
Únete a esta moda, dar lactancia materna es más que un acto de fe, realmente es un acto de amor.
Por: Dr. Kenneth Williams
Coordinador nacional del Programa de Alto Riesgo Neonatal CSS
Fotos: Cortesía Dr. Kenneth Williams