Duelo en tiempos de COVID-19

Esta pandemia ha hecho experimentar una ola de pérdidas económicas, sociales, físicas y emocionales, es difícil encontrar a alguien que no haya perdido a una persona cercana durante esta crisis.

Para algunos, estas pérdidas pueden acumularse y provocar sentimientos de dolor; por lo que es importante aceptarlo y permitirlo, porque solo reconociendo el dolor por el que pasa una persona, se pueden tomar medidas para sanar.

Enfrentar la pérdida de un ser querido en cualquier momento es angustioso, pero perder a alguien durante la pandemia de coronavirus, ya sea por COVID-19 o por otras causas, traerá nuevos desafíos.

Entendiendo el duelo

La palabra duelo proviene del latín dolus (dolor), la cual viene del verbo dolere que significa dolor, sufrir o penar, genera reacciones emocionales naturales que van desde la tristeza hasta el insomnio, la ansiedad e incluso el enojo.

Hay que aclarar que el duelo es un proceso que se produce ante la pérdida de una relación afectiva, sea cual sea, por lo que podría ser por la pérdida de un trabajo, el cambio de residencia, ruptura sentimental y sobre todo la muerte de un ser querido, explicó la psicóloga  clínica Erika Perdomo, de la Policlínica “Dr. Carlos N. Brin” de la CSS en San Francisco.

Duelo y COVID-19

La pandemia por COVID-19 ha repercutido no sólo en la salud de las personas si no también en el área económica y laboral, y muchas personas han iniciado procesos de duelo asociados a la pérdida del empleo, de la libertad (generada por la cuarentena), del aislamiento, entre otros, precisó la especialista.

En circunstancias normales, aclaró Perdomo, es una experiencia que necesita ser compartida, acompañada, sostenida por abrazos, miradas compasivas, palabras de cariño, respetuosos silencios, lo cual hace que no nos sintamos solos ante el dolor.

Las visitas al hospital, los viajes y las reuniones se han restringido fuertemente, lo que hace imposible visitar a la persona que estaba luchando por su vida.

Viajar para estar cerca de la persona u otros seres queridos, e incluso realizar un servicio funerario a la altura, se puede hacer difícil y ofrecer ese apoyo a los deudos, se hace casi imposible, sostuvo la psicóloga.

Situación difícil

No importa la causa de la muerte, estas circunstancias excepcionales sin duda hacen que las cosas sean aún más angustiosas para los dolientes, explicó Perdomo.

La frustración, el enfado y la culpa son emociones que pueden estar presentes durante algún tiempo, añadiendo circunstancias especiales como no poder cuidarle, acompañarle y despedirle como se hubiese querido

Es normal que la persona esté enfadada con el mundo, aclaró la psicóloga clínica, por lo que la persona guarda para sí misma, muchas preguntas y suposiciones de lo ocurrido.

En caso de sufrir alguna de estas emociones, no lo dude, acuda a su  clínica más cercana y busque ayuda, para recibir un tratamiento adecuado.

Nota: Jean Carlos González Remond