Servicio domiciliario en Capira, cerca de las cien atenciones
En Capira existe un registro de 95 pacientes encamados que actualmente atiende el Sistema de Atención Domiciliaria Integral (SADI), que ofrece el Centro de Atención para la Promoción y Prevención en Salud (CAPPS), ubicado en el distrito.
El programa empezó la atención en 2007, con la finalidad de brindarle al asegurado con limitaciones de movilidad el cuidado domiciliario que necesita para mejorar su calidad de vida.
El Dr. Francisco Urriola, coordinador del programa SADI, informó que los pacientes, en su mayoría, son encamados que por su condición de salud, no pueden trasladarse hasta la instalación, pero que demanda asistencia médica en sus casas.
“Debido a esto, el personal se desplaza a las residencias de los pacientes en áreas como Villa Rosario, Capira centro, Campana y comunidades que pertenecen al distrito de Chame, como Chicá, y en los límites de la comunidad de La Pita”, dijo el Dr. Urriola.
Según dijo, el sistema le hace una evaluación al paciente en su entorno habitual para tener una visión objetiva de su situación social, económica y de salud.
El SADI está conformado por un equipo multidisciplinario que lo integra un equipo médico. Enfermeras, fisioterapeutas, trabajadores sociales y otras disciplinas de apoyo se encargan de la supervisión de los enfermos.
El equipo analiza el grado de dificultad o complicación del paciente y los clasifica en:
Pacientes grado 1: Se visitan una vez por semana.
Pacientes grado 2: Se ven cada 15 días.
Pacientes grado 3: Son enfermos que tienen su consulta mensualmente.
Pacientes grado 4: Reciben atención cada 2 meses. De estos últimos, existe un 80% en el programa.
El Dr. Urriola concluyó que es indispensable el apoyo familiar, sobre todo si el enfermo reside en una zona apartada, ya que son ellos quienes se acercan a la unidad ejecutora a buscar las recetas de medicinas e insumos, como son los pañales, gasas para las curaciones, sondas y los suplementos alimenticios que provee la Caja de Seguro Social (CSS).
Nota / Fotos: Edda Nereira