Retinoblastoma, cáncer oftálmico que se presenta en las primeras etapas de la vida
La pequeña Lili tuvo su primera sesión de fotos de cumpleaños, sus emocionados padres no dejaban de sentirse orgullosos pues su primogénita de 1 año ya camina y puede posar como modelo de revista de ropa infantil, pero hay un detalle; las imágenes muestran una mancha blanquecina en su ojito izquierdo.
Ana Elena, madre de la pequeña ve con asombro la aparición de ese punto blanco en el ojo de su nena por lo que va más allá y decide investigar si hay un problema.
Inmediatamente y luego de buscar información, ella y su esposo deciden acudir con su pediatra, quien los refiere con el especialista en oftalmología pediátrica, el cual, luego de varios estudios, determina que Lili presenta “leucoria, pupila blanca u ojo de gato” síntoma característico de un cáncer llamado retinoblastoma que tiene una incidencia de 1 en 15 000 a 1 en 20 000 niños nacidos vivos.
El retinoblastoma es un tumor que lesiona la vista y afecta específicamente a la retina que es la capa interior del ojo y es uno de los cánceres más comunes entre la población infantil, predominantemente en niños menores de cinco años, de acuerdo al Dr. Joel Ríos, médico interno en la Unidad Local de Atención Primaria de Salud, Ulaps Lastenia Canto Solís, de la Caja de Seguro Social (CSS) ubicada en Capira.
Asociado generalmente a una mutación genética, el retinoblastoma puede ser hereditario o esporádico.
Cuando interviene el factor hereditario, usualmente proviene de los progenitores o familiares con antecedentes de haber padecido la enfermedad.
Como consecuencia de una mutación o “un cambio de gen”, por parte de uno de los padres, el niño ya suele llegar al mundo con esta afección.
En este caso, indica el Dr. Ríos, la situación es algo más delicada debido a que el paciente puede desarrollar retinoblastoma bilateral (en ambos ojos) y otros cánceres: osteosarcamos, sarcomas de tejidos blandos, leucemia, linfomas; a lo largo de su vida.
Aparece de manera espontánea durante la gestación y se conoce como retinoblastoma esporádico. La mutación genética sucede al cumplir el primer año de vida y es un solo ojo el que está comprometido, la condición es más leve, en ellos generalmente no progresan otro tipo de tumores.
Características de un niño con retinoblastoma
Sugiere el interno a los padres y/o tutores del menor que sean observadores de cualquier sintomatología que se presente.
«El síntoma más evidente y el que más alertas despierta, es la leucoria, cuando le tome fotos a su niño y ve que en lugar de un reflejo rojo, el niño tiene un reflejo blanco, debe consultar inmediatamente con un especialista”.
Otros factores a considerar en el retinoblastoma:
- Dolor en el o los ojos
- Inflamación ocular o de los párpados y la caída total o parcial de este último.
- Disminución de la visión
- Glaucoma
- Presencia de sangre en el ojo (hifema)
- Estrabismo
Apuntó Ríos que, para el diagnóstico, regularmente se realizan estudios de imágenes radiográficas de cráneo, tomografía y resonancias magnéticas, porque el retinoblastoma es manejado como un tumor peligroso al que hay que tratar a tiempo, porque este puede llegar a malograr el nervio óptico, la esclera, coroides y cornea que son las áreas que están en contacto estrecho con el ojo y puede hacer metástasis hacia médula ósea, huesos, pulmones, etc.
Con este proceso no solo se extrae el ojo, sino que también se sacan los tejidos que hay dentro de la fosa orbitaria, esto obviamente sucede cuando no hay forma de salvar el ojo.
Asimismo, se llevan a cabo tratamientos quirúrgicos, crioterapias, fotocoagulación para tumoraciones pequeñas y la quimio y radioterapia para situaciones extremas.
Este tipo de cáncer manifiesta síntomas que permiten su detección de manera oportuna, si los padres o cuidadores se mantienen atentos a las señales, concluyó el médico.
Nota de prensa y foto: Edda Nereira