Diabetes infantil: enfermedad crónica que puede ser controlada
Para un niño con diabetes la vida en su conjunto es un reto, su situación se torna difícil porque su infancia estará llena de visitas al médico y a los hospitales; vivirá inyectándose insulina durante toda su existencia y será “diferente” ante los ojos de sus amigos.
Tipo de diabetes que se presenta en niños:
La diabetes tipo 1, es la más frecuente en pediatría. Se desarrolla mayormente en la infancia y adolescencia, y son los factores genéticos como los ambientales los que juegan un papel importante en la determinación del riesgo de un individuo de padecer la enfermedad; sin embargo, las causas no se conocen completamente.
Explica el Dr. Juan José Villarreal, médico pediatra en la Unidad Local de Atención Primaria de Salud, ULAPS de San José, que la diabetes es una enfermedad autoinmune; aparece porque el cuerpo no genera suficiente insulina o las células del cuerpo no responden de manera apropiada a la insulina que elabora (es lo que se conoce como resistencia a la insulina, hormona que produce el páncreas).
El diagnóstico de la diabetes se hace cuando hay síntomas y, al verificar la glucosa en sangre al azar, su nivel es mayor o igual a 200 mg/dl o, en ayunas, el valor de la glucosa en sangre es mayor o igual a 126 mg/dl.
Menciona el pediatra que la cetoacidosis diabética se produce cuando hay una deficiencia severa de insulina, que ocurre al momento del diagnóstico, en niños y jóvenes con diabetes, si se pasa por alto la administración de insulina o si la insuficiencia de insulina se da inmediatamente con una enfermedad aguda.
Por otro lado, son cada vez más los niños y adolescentes que tienen la diabetes tipo 2 o la no insulinodependiente debido a factores como la obesidad y el síndrome metabólico.
«Hay insulina, pero esa insulina no trabaja bien, y, al no funcionar correctamente, los niveles de azúcar no bajan», destaca el galeno.
Asimismo, se conoce que la diabetes gestacional marca al bebé desde el vientre de la madre, esto condiciona al bebé, él no necesariamente nace con la diabetes; no obstante, lo supedita a sufrir muchos riesgos por la sobrecarga de insulina que es una hormona anabólica, ella altera el crecimiento del niño haciéndolo excesivo; también, puede presentar hipoglucemia al nacer.
¿Mi hijo tiene diabetes?:
Existen señales a las que el padre debe prestar atención:
- Si el niño presenta dolor abdominal, vómitos.
- Se adelgaza en extremo.
- Tiene poliuria u orina demasiado.
- Bebe mucha agua, muestra signos de deshidratación por la poliuria.
- Refleja más cansancio de lo habitual (astenia).
- Presenta cambios en su carácter, tiende a volverse irritable.
- Su aliento tiene olor a cetona (dulce).
- La respiración al principio es rápida y superficial y luego profundas, con suspiros (respiración de Kussmaul).
Cómo darle seguimiento a la diabetes infantil
Una vez que el niño es diagnosticado con diabetes, deberá llevar un control estricto para el resto de su vida; contando con el apoyo interdisciplinario del pediatra, endocrinólogo, nutricionista, psicólogo y otros especialistas si los requiere.
El pequeño paciente necesita aprender a utilizar la insulina, por ejemplo, cómo aplicársela, su dosificación, las partes del cuerpo en que debe suministrársela y los intervalos de tiempo entre la aplicación de una dosis y otra; para eso, el servicio de Endocrinología del Hospital de Especialidades Pediátricas «Omar Torrijos Herrera» ofrece talleres especiales para que la familia aprenda sobre estas actividades.
Además, en el Departamento de Nutrición se evalúan los periodos en los que deben ser tomadas las comidas; los tipos de alimentos, sus calorías y las porciones en las que tienen qué ser consumidos.
Destaca el pediatra que el asesoramiento psicológico es fundamental, es necesario que se dé al momento de recibir el diagnóstico.
«A los niños con diabetes se les debe proporcionar una atención psicológica extraordinaria, ya que por su condición correrán el riesgo de vivir hospitalizados frecuentemente, por las infecciones y por complicaciones en otros órganos lo que les impedirá desarrollar su vida de manera normal».
Durante la adolescencia, los jóvenes tienden a presentar cambios en su conducta, por lo que para algunos la rebeldía que surge en esta etapa de su existencia los induce a no querer continuar con el tratamiento.
Por tal razón, la familia debe constituir un pilar, una roca fuerte en la que los niños puedan sostenerse, puntualizó, el médico.
Nota de prensa y foto: Edda Nereira