Amor y entrega en feria organizada por el SADI de la Policlínica “Presidente Remón”

Cuando hay amor, la palabra sacrificio deja de existir para dar paso a otro concepto: la entrega.

Ese darse con el alma es la realidad de muchos familiares de pacientes que, por diversas razones, deben recibir mayores cuidados, ya sea porque viven con movilidad reducida, con algún tipo de discapacidad intelectual o padecen de una enfermedad degenerativa o terminal.

El no considerar la atención como una carga, sino como un regalo de Dios y de la vida, es visto con respeto y admiración por el equipo de trabajo que conforma el Sistema de Atención Domiciliaria Integral (SADI) que labora en la Policlínica “Presidente Remón”, de la Caja de Seguro Social. Por ello, ajustan su ritmo de trabajo para brindarles, tanto al cuidador como al paciente, asistencias que les permitan acceder a los servicios de salud en los entornos cercanos a sus hogares.

La parroquia Nuestra Señora de Fátima, regentada por los religiosos mercedarios, ofreció sus espacios para que se instalara una feria de salud organizada por el equipo SADI, y así se brindaran una serie de servicios para esta población; que, en gran parte, reside en los multifamiliares del barrio de El Chorrillo. 

Los cuidadores fueron receptivos a ese llamado y se trasladaron con sus parientes; quienes, en su mayoría, por su estado, están en sillas de ruedas.

Una de las primeras atenciones era la del doctor Erasmo García, quien los auscultaba minuciosamente y les preguntaba sobre sus medicamentos, para evaluar si necesitaban o no aumentar las dosis.

Amor incondicional

Mariela Dixon,  una de las damas que asistió a la feria, llevó a su abuela Apolonia, una señora de 95 años, para que le realizaran todos los exámenes y vacunaciones.  En el recorrido, fue respondiendo a las preguntas que le realizaban los especialistas y profesionales de la salud.

Con los ojos llenos de lágrimas agradeció los servicios del SADI por darles esos cuidados, y contó que honra y brinda todo el afecto y cuidados a su amada abuela. «Mi mamá se murió y ella es lo único que me queda», dijo. 

La señora Sandra Acuña, por su parte, llegó con su hija Cristal, que sufre de parálisis cerebral severa.

Resaltó la importancia de los exámenes y atenciones en salud para que su hija siga avanzando y tenga una larga vida. «Me decían que ella solo viviría hasta los nueve años, y ella tiene 35 años», dijo orgullosa.

Esta dama aprovechó, también, para colocarse las dosis de refuerzo contra la COVID-19 y la de la influenza. Subrayó que, entre las razones por lo que lo hizo, es porque ella  debe ser fuerte y guerrera, para que su hija sea fuerte y guerrera.

La doctora Imelda Berguido, coordinadora del SADI en la PPR, expresó que, junto a un equipo interdisciplinario, se realizó esta jornada de salud, la cual efectúan periódicamente, en comunidades como el Chorrillo, así como en otras que son de difícil acceso.  

Un hecho importante -precisó- es que a cada paciente se le dio un trato personalizado, en el que se observó detenidamente cómo estaba la salud bucal de los pacientes, se hicieron pruebas de laboratorio, se ofrecieron consejos sobre la buena alimentación, se les revisaron los oídos, se aplicaron vacunas, se dieron consejos de nutrición basados en su condición de salud y fueron atendidos por personal de trabajo social, quien escuchó atentamente cada caso. 

Cabe destacar que los pacientes de SADI atendidos en la feria de salud presentaban diversas condiciones, desde parálisis cerebral hasta cáncer, autismo, infartos cerebrales y diabetes, que han comprometido diversas partes de su cuerpo, entre otras enfermedades.

También, los parientes acompañantes fueron revisados por el equipo de salud y recibieron sus vacunas y diversas atenciones.

Reportaje y fotos: Diamar Díaz Nieto