Concientizar a la mujer es la clave para la prevención del cáncer cérvico uterino

“Prevenir antes que lamentar” fue lo que dijo la doctora Rosa María Isaza, ginecóloga de la Policlínica “Don Alejandro de la Guardia, Hijo”, quien exhortó a las mujeres a crear conciencia sobre la importancia que tiene la prevención y detección temprana del cáncer de cuello uterino.

Esta enfermedad se asocia a la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH), especialmente los que se catalogan como de alto riesgo, el mismo es de transmisión sexual, por lo que se adquiere al tener relación íntima con una persona infectada, teniendo simplemente el contacto, explicó la ginecóloga Isaza.

Añadió que el  inicio precoz de las relaciones sexuales es un factor de riesgo, al igual que tenerlas con varias parejas en forma simultánea o a lo largo de la vida.

De acuerdo a la especialista, la prevención primaria consiste en la aplicación del Esquema de Vacunación completo contra el virus del papiloma, ya que se ha demostrado el papel crucial que el mismo juega en la etiología (origen o causa) de esta patología.

En el país hay dos vacunas para este fin, la bivalente que protege de infecciones contra los serotipos 16 y 18 que son los que se asocian a alrededor del 70% de los cánceres de cuello del útero, también está la vacuna Tetravalente

Rosa María Isaza, ginecóloga

Esta vacuna se le coloca a los niños y niñas desde los 11 años, desde hace más de 10 años en el sistema público de salud.

En  estudios realizados se ha constatado que los adolescentes inician su vida sexual  cada vez a edades  tempranas y se ha elegido como estrategia de salud pública, poner la vacuna a esta edad para la erradicación a futuro de este tipo de cáncer.

Las mujeres que no hayan sido vacunadas en el sistema público, pueden vacunarse en el sector privado hasta los 45 años y los varones hasta los 26.

La ginecóloga Isaza comentó que “contamos con  dos herramientas para la detección temprana de las alteraciones del cuello del útero, la primera es la prueba de Papanicolau, consiste en la toma a través de un cepillo especial y una espátula de Ayre de una muestra de células del cérvix la cual se extiende sobre una placa, se le hace una tinción ( colocar tinte a un tejido para ser analizado y detectar cualquier anomalía) de Papanicolau, las mujeres mayores de 21 años que hayan iniciado vida sexual deben realizarse este examen anualmente”.

Como segunda herramienta, está la prueba de detección del VPH a través de un hisopado del cuello uterino que permite determinar tanto presencia del virus, como que serotipo presenta la paciente, generalmente esta prueba se recomienda en mujeres de 25 años en adelante, con una frecuencia de cada 3 años.

Al darle seguimiento a estas pacientes con este tipo de pruebas, se pueden detectar a tiempo las lesiones precancerosas, brindarles un tratamiento oportuno y evitar que lleguen a desarrollar un cáncer, si las pruebas salen bien,  podrán continuar su seguimiento de rutina.

“De tener alguna alteración en las pruebas mencionadas, y de acuerdo a la edad y el hallazgo, se les adelanta la cita de seguimiento y se refiere para una evaluación colposcópica, este es un procedimiento en  que se evalúa el cérvix con un microscopio especial y nos permite visualizar con mejor detalle el cuello uterino y tomar biopsia de las áreas que parezcan sospechosas  de alguna lesión”, detalló la ginecóloga Isaza.

Aclaró que “la conducta posterior la dictaminará el diagnóstico que nos dé el médico patólogo luego de analizar la muestra, regularmente la evolución de las lesiones en el cuello uterino son de lento desarrollo de tal forma que da tiempo a una detección temprana y un tratamiento oportuno”.

Destacó “que las lesiones precancerosas y el cáncer temprano (carcinoma in situ o estadio 0) son 100%curables”; por tal razón es un fracaso del sistema de salud cada vez que una mujer muere a consecuencia del cáncer cérvico uterino.

Como médicos “debemos educar a nuestras pacientes en este tema para que se vacunen y realicen sus exámenes preventivos oportunamente para evitar complicaciones posteriores” concluyó la doctora Isaza.

Nota: Giovanna Rodríguez Cáceres